Habituales "compadres" en la música y en la vida, Juanito Makandé y el Canijo de Jerez se presentan estos días bajo una alianza artística más sólida llamada Estricnina y con un disco que, de tóxico, solo tiene su contagiosa celebración de la vida y su búsqueda de un sonido "más eléctrico y punkarra". Después de tantas y fructíferas colaboraciones conjuntas, fue en una barbacoa en Chiclana (Cádiz) cuando Makandé (llamado realmente Juan Medina) le propuso a su amigo Marcos del Ojo grabar "un disco de flamenquindi para disfrutar". Relajarse es a veces, apuntan, una de las claves para encontrar "canciones buenas" como las de Estricnina, "que son ideas más locas" que las que practicarían en sus carreras en solitario, por ejemplo, la falta de percusiones en favor de la electricidad. En línea con ese afán de experimentación, Makandé -el hombre que apostó por introducir el cajón flamenco en el funky- se ha atrevido por primera vez a grabar todos los bajos de un disco, mientras que el Canijo, que en su etapa en Delinqüentes no sabía "ni dónde se apagaba" una guitarra, ha tocado algunas de las seis cuerdas. "Hemos visto cosas que harían vomitar a un murciélago" (Estricnina/Satelite K/KZOO) es el sonoro título del disco, una ocurrencia que pretende resumir las cosas que han visto en estos 15 años de trayectoria musical, aunque el contenido constituya más una celebración de la vida y un ejercicio de costumbrismo social. Read more on Last.fm. User-contributed text is available under the Creative Commons By-SA License; additional terms may apply.